17 jun 2010

ten cuidado sin cabeza

no se nos puede pedir, no es justo, no tenemos las armas. Seríamos razonables con menos texto, un vocabulario de pongamos 200 palabras, entonces si que nos podríamos poner de acuerdo. Pero, ay, tenemos tantas maneras de decir necedades, de adecentarlas para que parezcan otra cosa, de vestir con brillante prosopopeya el vacio más vacio.
Hoy me miro y me digo que soy un triste animalito con mis apetitos la mar de normales, legales los que dejo aflorar, y tengo en la punta de la lengua la solución a mi congoja, pero es evidente que ya antes de empezar me he hecho un lío con palabras como compromiso, libertad vigilada, valentía, sangre...necesito tiempo, volver al silencio y aprender a hablar sólo cuando importe, sólo con quien me importe, 200 palabras y gestos esenciales. Vamos!

15 jun 2010

welcome to crisis

Crisis

estamos podriditos por dentro, alma de televisión, deseo de tickets, suspiros de hipotéca, anhelo de estrellato por nuestra cara bonita . Ya no sabemos utilizar la guillotina ni lanzar proyectiles de los cascotes caídos. Tenemos justas fuerzas para darle al botón y que empiece nuestra teleserie favorita y que se vaya el pavor, el dolor y los recuerdos de nuestros muertos, que nada nos sobrevivirá excepto nuestras colecciones.

8 jun 2010

ojoadentro hacia la tristeza

uno quisiera recuperar su juventud, ese vivir en el filo que no respeta horarios y que no se dobla bajo más peso que el de su propio deseo ( y deseaba tan pocas cosas, muy pocos cuerpos, con tantas ganas...). Entonces regalaba mi presencia desatinada de injustamente liberado, pura sed de amar sin ser amado, a la manera de los héroes de los  libros impúdicos que entonces deboraba (bukowski, hooper, biblia , ESCÁNDALO en las reseñas), representaba a mis jesucristos borrachines y porreros y cocainómanos con ganas de follarse lo que se mereciese tal honor, todos tan altos, tan cerca de la perfección, que o eran mentiras o estaban muertos o querían estarlo,esa imaginación deboradora que con el tiempo se tradujo en soledad, sin paliativos. No es que nada se fuese al carajo, nada tiré por la borda, es que despues del número musical ya no había más obra, se acabó el texto y la música, se apagaron los focos y me quedé como un imbécil tarareando en la oscuridad y chasqueando los dedos al ritmo de una canción que me olvidaba. Hasta hoy.