8 jun 2010

ojoadentro hacia la tristeza

uno quisiera recuperar su juventud, ese vivir en el filo que no respeta horarios y que no se dobla bajo más peso que el de su propio deseo ( y deseaba tan pocas cosas, muy pocos cuerpos, con tantas ganas...). Entonces regalaba mi presencia desatinada de injustamente liberado, pura sed de amar sin ser amado, a la manera de los héroes de los  libros impúdicos que entonces deboraba (bukowski, hooper, biblia , ESCÁNDALO en las reseñas), representaba a mis jesucristos borrachines y porreros y cocainómanos con ganas de follarse lo que se mereciese tal honor, todos tan altos, tan cerca de la perfección, que o eran mentiras o estaban muertos o querían estarlo,esa imaginación deboradora que con el tiempo se tradujo en soledad, sin paliativos. No es que nada se fuese al carajo, nada tiré por la borda, es que despues del número musical ya no había más obra, se acabó el texto y la música, se apagaron los focos y me quedé como un imbécil tarareando en la oscuridad y chasqueando los dedos al ritmo de una canción que me olvidaba. Hasta hoy.

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