Ficha policial
Autor: Haruki Murakami
Delito: Aburrimiento con Alevosía
Informe:
Esperaba el momento idóneo para hincarle el diente. Desde navidades, cuando
me lo regalaron, que salivaba, el libro en el estante, inmaculado, regordete,
con la promesa de una tercera parte, me llamaba, sabía mi nombre y mis más
bajas pasiones, y yo me dejaba querer... El momento de 1Q84 llegó a
mediados de marzo, junto a una carta de despido. De repente tenía un montón de
tiempo disponible y ningunas ganas de gestionarlo.
Me abandoné a Murakami y, hoy, un mes y medio después puedo decir que me
siento traicionado, herido, utilizado y muy, muy confuso. Los motivos de mi
enojo son paradójicos, y sospecho que Murakami buscaba esa irritación en mí,
como lector, y que esta vez ha retorcido el mero placer de la lectura para
ofrecer un panorama difícil, trabado, como una especie de experimento cruel con
un pájaro hermoso.
Por supuesto, es una obra maestra, si eso significa que es la obra de un
maestro, pero no me parece redonda, ni mucho menos. Apoyándose en una lógica sutilmente retorcida nos adentra en un mundo terrorífico donde los protagonistas, a medida que, perezosamente, avanza la trama, deben cuestionarse no tanto la moralidad de sus actos como la perturbadora posibilidad de que tal moralidad no exista, pues a su alrededor ésta parece abolida ,y
paulatinamente los despoja de motivos, racionales o emocionales, para lo que sea
que estén llevando a cabo (no voy a contaros nada), como si tras el impulso
inicial la energia necesaria implosionase y luego sólo la inercia de un sentimiento de fatalidad los gobernase. Los
paisajes interiores de los dos protagonistas son minuciosamente desmenuzados, con
cuchilla y cronómetro ( parecida a la cuchilla que Mankell utiliza con
Wallander) y una galería de secundarios los vehiculan hacia la extrañeza del
mundo de las dos lunas (ups, se me ha escapado). El final (semifinal?) del libro es
poéticamente perfecto, elevado y sencillo como un haiku.
¿Qué es lo que te ha irritado entonces? os preguntaréis. Primero los malos,
la Little People (odio hasta el nombre), ya he dicho que no he leído la tercera
parte pero hasta ahora me parecen una creación mediocre, exige demasiada
suspensión de la credibilidad, un gasto extra de oxígeno que de momento no ha
valido la pena. Y segundo, me ha cansado hasta la extenuación la reiteración de
algunas imágenes, escenas y soliloquios interiores. No voy a entrar en
detalles. Para no abandonar el libro he intercalado la lectura de 1Q84
con El abuelo que saltó por la ventana y se largó ( Jonas Jonasson ) y Crimen
de autor (Gregg Hurwitz). Son los tres, libros provechosos.
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